5. La Pareja, Funciones
Definición de pareja
Desde hace muchos años, incluso siglos, la familia promoderna se ha adaptado muy bien a las exigencias de una sociedad La pareja patriarcal se basaba en el matrimonio concertado, en el que el acuerdo y la negociación entre las respectivas familias era la iniciativa de los cónyuges y, por supuesto, el amor en el sentido que el romanticismo acabaría popularizando. Este sigue siendo el procedimiento más común en zonas rurales de países no occidentales, donde es raro que los novios lleguen a la boda sin apenas haberse visto.
La estructura de la pareja patriarcal es desigual, complementaria, presidida por la división sexual del trabajo. El marido ocupa la posición jerárquica más alta , como cabeza de familia. Trabaja fuera del hogar, normalmente varias veces al día, y es responsable de la economía familiar y de tomar decisiones sobre asuntos relacionados con el mundo exterior.
La mujer ocupa la posición jerárquica inferior, lo que se manifiesta a través de su subordinación al marido en las decisiones importantes, mientras que, simultáneamente, es responsable de los asuntos cotidianos domésticos y, sobre todo, , educación y educación de los niños. El género constituye, por tanto, un mecanismo regulador inequívocamente claro de las conductas dentro de la pareja.
La pareja moderna como alternativa funcional a la pareja patriarcal. Se trata de un proceso lento y desigual, que en Occidente se produjo principalmente durante el siglo XIX, pero que aún hoy dista de haber llegado a amplias regiones del planeta. Por otro lado, introduce un nuevo fundamento en la pareja, que es la igualdad. El hombre y la mujer, el padre y la madre son ciudadanos iguales en derechos. Estas son las bases conceptuales del amor, donde el amor está animado por la pasión y tiende, desde los momentos de la existencia de la pareja, a una fusión total.
Por otro lado, la pareja posmoderna, da resultado de una evolución social marcada por el desarrollo y extensión del bienestar económico a amplios sectores de la población. El sector insignia de la economía pasa a ser el sector terciario de servicios y su emblema es la computadora, como el alto horno. Producir es ahora tan fácil y requiere tan poco trabajo, que es el consumo el que se convierte en fuerza motriz y símbolo de la nueva dinámica económica.
Lejos de la fusión total y apasionada que propugnan las parejas modernas, las expectativas de refuerzo y control se centran ahora en una cierta delimitación de territorios. El amor es posible siempre que no interfiera demasiado en los espacios de desarrollo personal, tanto en el trabajo como en el juego.
El ciclo vital de la pareja
La pareja es un sistema relacional vivo , que interactúa con su entorno y está sujeto a una evolución continua en el tiempo. Y es precisamente por esta última condición que conviene volver brevemente a la huella del ciclo, a través de sus diferentes etapas, en la pareja.
La primera etapa, o fundamental, comienza cuando ambos comienzan a concebir fantasías de construir una relación y continúa con un período de exploración mutua que suele implicar algún tipo de noviazgo. Este es un momento muy importante en el que se empiezan a desarrollar puntos en común a partir de expectativas que serán decisivas para el futuro de la pareja.
La llegada de los hijos, cuando se produce, abre una nueva etapa del ciclo vital. Por un lado, la pareja tiende a concentrarse en nuevas funciones parentales en un movimiento de cierre relativo desde el exterior y relegamiento, también relativo, de otras funciones. A medida que los hijos crecen, se convierte en actores cada vez más participativos en la relación familiar, capaces de ser incluidos en juegos disfuncionales (pensemos en las triangulaciones antes aludidas) y de hacer valer sus propios recursos y potencialidades, tanto positivas como negativas.
El famoso síndrome del nido vacío, cuando los hijos se marchan de casa, marca la entrada de la pareja en la edad madura, aunque a veces puede anunciarse mucho antes, incluso desde que los hijos empiezan a ausentarse para asistir a la escuela. Para algunas parejas no es fácil volver a encontrarse cara a cara después de haber estado volcados en los hijos tanto tiempo, máxime cuando en esos momentos ellos están reviviendo situaciones difíciles en sus propias familias e origen relacionadas con el inexorable envejecimiento y muerte de sus padres.
Por último, la vejez cierra el ciclo vital de la pareja con una etapa que la progresiva longevidad de la población hace continuamente más larga. En cualquier caso, la pareja anciana deberá afrontar la inversión de su relación con los hijos, de los que pueden pasar de depender en muchos aspectos, así como importantes cambios internos condicionados por la distinta manera en que afecten a los dos miembros la enfermedad y el proceso de envejecimiento. Todos ellos son desafíos de los que la posibilidad de salir airoso está limitada por el inevitable declive biológico, pero que brindan excelentes oportunidades de superación y progreso si las etapas anteriores han sido afrontadas positivamente.
La pareja es considerada como un conjunto complejo y en constante evolución y si bien tiene múltiples cambios en su estructura, en su formación y en su funcionamiento, su complejidad se mantiene hoy en día. Por otro lado, la relación de pareja se manifiesta más cuando consideramos su estructura, grado de formalización, orientación sexual de sus miembros, o las fases de su formación. Sin embargo, es importante resaltar que la pareja está en constante evolución y es necesario considerar el contexto histórico, cultural y social en el que se 'establece'.
ResponderBorrarYesenia Jackeline Sotomayor Fachin.
En mi perspectiva, lo esencial en las relaciones de pareja se resume en tres pilares fundamentales: comunicación, respeto y crecimiento mutuo. La comunicación efectiva es la base para entender y ser entendido, construyendo puentes emocionales y solucionando desafíos juntos. El respeto, que implica aceptación de las diferencias y reconocimiento de la individualidad de cada uno, es crucial para mantener un ambiente de confianza y apoyo. Además, el crecimiento mutuo, tanto a nivel individual como como pareja, alimenta la relación, promoviendo la evolución constante y la adaptación a los cambios. Estos elementos, en mi opinión, son esenciales para cultivar relaciones duraderas y significativas.
ResponderBorrarJaneth Gissella Celestino León
gissellacl@gmail.com
Los conflictos de pareja son una realidad común, que ocurren en el ciclo vital de una relación .
ResponderBorrarEstos desafíos generan en ocasiones desencuentros que tienen un importante alcance: y sin embargo son las crisis de pareja las que cuestionan y ponen a prueba la relación. Una buena relación de pareja no se construye desde la evitación sino desde la confrontación.
Una crisis de pareja es una situación difícil indudablemente, pero también es una ocasión para identificar aspectos emocionales, de conducta y pensamiento, de cada una de las personas que forman la pareja y que se ponen de manifiesto ante los conflictos. En definitiva es un momento propicio para el autoconocimiento de los miembros de la pareja y en consecuencia del vínculo.